La Luna camina despacio pero atraviesa el mundo.
— Proverbio africano —
Tras la Segunda Guerra Mundial, los esfuerzos de reconstrucción de Japón hicieron coincidir a las culturas oriental y occidental en el mundo de la empresa, resultando a los pocos años en una de las industrias más competitivas del planeta. En la cultura japonesa está implantado el concepto de que ningún día debe pasar sin una cierta mejora, mientras que la ocupación militar estadounidense llevó consigo a expertos en investigación operativa y optimización de procesos como W. Edwards Deming. En ese contexto surgen figuras como Masaaki Imai, Taiichi Ohno o Kaoru Ishikawa, que introducen en el mundo del management el concepto de Kaizen, cuya más exitosa y conocida implementación ha sido y sigue siendo el fabricante de vehículos Toyota.
Kaizen, que traducido literalmente significa «cambio (kai) bueno (zen)», es una estrategia de mejora de la calidad que considera al sistema completo, lo cuál incluye a todos los empleados. Para ello estandariza los procesos y actividades y persigue la eliminación sistemática de todo aquello que pueda ser considerado un desperdicio. Es el fundamento de lo que hoy conocemos como Lean (o producción ajustada) y que se aplica con gran éxito en un amplio abanico de industrias, desde la manufactura al desarrollo de software.
El éxito de Lean se basa en que consigue obtener las cosas correctas en el lugar correcto, en el momento correcto, en la cantidad correcta, minimizando el despilfarro, siendo flexible y estando abierto al cambio. Y todo ello en un proceso cíclico de inspección y adaptación de lo aprendido.
Pero Lean se quedaría en apenas una metodología más si no fuera acompañado de la filosofía Kaizen que incluye a todos los miembros de la organización, dándoles la oportunidad y la responsabilidad de aportar mejoras al sistema de producción. Esto es algo que en Reeelab tenemos muy claro y por ello apostamos por el fortalecimiento de la identidad de los grupos a través de procesos participativos.